La vida es un desierto lleno de carreteras y arcenes, en
el que la gente se mueve a diferentes velocidades y con destinos distintos.
Todos somos marcianos aunque algunos quisieran que vinieran a verles desde otra
galaxia.
No hay más que crearte tu propio oasis, vivir y esperar
si alguien se pasa por él; la otra opción más común es la de subirte a un
autobús, en el que unas personas subirán contigo, en el trayecto unas se
sumarán, otras se bajarán y en el final de tu viaje verás quienes se han
quedado contigo. No hay que entristecerse por quienes se fueron, sino alegrarse
por haber compartido momentos alegres y sonreír por quienes se quedaron.
Si te comportas correctamente y sabes mantener a esas
personas a tu lado y viceversa, siempre tendrás compañía en los buenos y en los
malos momentos. Para la gente que anhela con vida extraterrestre, no les hace
falta más que mirar a los terrícolas y verán que existe la vida que sueñan.
Siempre que tengamos imaginación nunca estaremos solos.