Soundcloud Kruzio Baal

miércoles, 1 de agosto de 2018

Bendita y grandilocuente inocencia

De las muchas cosas que he aprendido en mi corta etapa adulta, una de ellas ha sido que dejamos de ser niños, infantiles, inocentes.

Durante tanto tiempo asimilando la cultura del beber con el botellón de la cual siempre he estado en contra, peor que por amistades siempre he acabado participando aunque fuera bebiendo gaseosa en la mayoría de las ocasiones, tengo que admitir que después jamás he querido salir de bares ni nada porque lo asociaba a la ingesta de alcohol.

Bastantes años después me di cuenta de que se puede beber cosas que no son alcohol y no las recordaba porque tenía tan interiorizado la cultura del alcoholismo como método de socializar, que he declinado casi siempre salir, obviamente las compañías son importantes y también se declina por ell@s; hace unos meses por una conocida, me hizo recordar que jamás se habían ido los batidos de chocolate, los zumos de botellín (los zumos naturales son muy caros), el mosto y la gaseosa (que por mi salud no me conviene).

He vuelto a apreciar el salir a tomar algo sin tener que ser alcohol, aunque sea con una o dos personas. Esto me recordó que cuando somos niños, disfrutamos con casi cualquier cosa sin preocuparnos de si ofende, de si hay tiquismiquis, de alegrarnos por la más mínima chorrada y eso es lo que le falta a los adultos, ser niños.