Podríamos
elegir muchas otras definiciones de feminismo, nos gusta la de hooks
porque al hablar de sexismo y de opresión
señala, radicalmente, a esas estructuras sociales patriarcales que
nos atraviesan a todas, a todos, a todes,
con las que hemos aprendido y en las que hemos sido
socializadas. Nadie está a salvo de ellas, y esos prejuicios
sexistas, aun cuando nos creamos a salvo, emergen en cada una de
nosotras cuando menos lo esperamos. La escuela no es una excepción.
Como dispositivo de poder-saber que es, eligiendo la terminología de
Foucault, la escuela es una institución atravesada por el sexismo,
al igual que por el racismo, el clasismo, y un largo etcétera
plagado de “ismos”. En cuanto que tiene un papel de reproducción
y legitimación de ciertas normas sociales, en tanto que somos
educadas en y con dichas normas, la escuela
nos enseña cómo comportarnos, cómo relacionarnos con otras
personas y con nosotras mismas, cómo entender el mundo y
nuestra posición en él. Y lo hace bajo esos mismos parámetros
sociales que legitima y reproduce y que, por tanto, son sexistas,
racistas, clasistas, colonialistas, capacitistas.
Espacio para la revolución social
Pero
la escuela también es, puede ser y debería ser, un espacio para la
revolución social, para la transformación y la subversión, para
cuestionar y cuestionarnos, para preguntarnos por qué las cosas son
de ciertas formas y cómo podrían ser distintas, para desechar
todos esos prejuicios y normas que nos dañan y nos excluyen,
para pensarnos otras y pensar el mundo y sus ficciones de maneras
distintas y mejores. Por eso, creemos en el potencial revolucionario
de la escuela, en su poder de transformación y subversión. En unas
pedagogías radicales, feministas, queer, que vuelvan la
escuela un lugar extraño, alejado de la normalidad en la que está
inmersa.
Toda
revolución empieza siendo pequeña. Nunca dejaremos de imaginar un
mundo mejor. No nos conformamos con lo que tenemos, por eso
proponemos este breve decálogo con algunas ideas para imaginar
juntas una escuela feminista. Para soñarla y ponerla en pie. Y como
imaginar, que diría Marina Garcés, es aprender a imaginar, y
ese aprender ha de ser una acción colectiva, te invitamos a que
pienses con nosotras cómo te imaginas una escuela feminista, ¿cómo
quieres que sea? Hagámosla juntas.
(Si
no entiendes alguna de estas propuestas o no estás de acuerdo con
ellas, te sugerimos que leas autoras feministas que te ayudarán a
entenderlas. Para empezar, te animamos a que leas a
Remedios Zafra, bell hooks, Ángela Davis, Emma Goldman, Virgine
Despentes, Chimamanda Ngozi Adichie, Judith Butler, Virginia Woolf,
Gloria Anzaldúa, valeria flores, Audre Lorde, entre otras. Si
después de leerlas sigues sin entenderlas, te animamos a que te
centres en los propios prejuicios sexistas que te atraviesan, échalos
fuera y empieza a pensar de otra manera).
1. Formar
al profesorado de los centros en feminismo. Un programa básico de
formación del profesorado en feminismo debería incluir, al menos,
los siguientes contenidos: historia
del feminismo; importancia del lenguaje inclusivo; uso de un lenguaje
no excluyente; desaprendizaje de la competitividad, el machismo y el
heterosexismo; consentimiento
y maneras de relacionarse positivamente; toma de la palabra desde la
escucha y el diálogo; cuidados y afectos.
2. Emplear
en el centro por el conjunto del profesorado un lenguaje
no machista, usando el femenino para hablar o el género neutro con
la “e”, por ejemplo, “todes”.
3. Incluir,
al menos, la misma cantidad
de
libros escritos por mujeres que por hombres en el currículum de
Lengua y Literatura, porque
la cantidad importa.
Ejemplos de libros y/o autoras clásicas y modernas a incluir:
Virginia Wolf, María Zambrano, Emily Dickinson, Marta Sanz, Jeannet
Winterson, Ali Smith, Clarice Linspector, Sarah Waters, Alice Walker,
Margaret Atwood, Alice Munro…
4. Incluir,
al menos, la misma cantidad
de mujeres filósofas
que de hombres filósofos en el temario de Historia de la Filosofía
(de
nuevo, la cantidad importa).
Ejemplos de mujeres filósofas a incluir: Marina Garcés, Judith
Butler, Donna Haraway, María Zambrano, Hipatia de Alejandría, Mary
Wollstonecraft, Hannah Arendt, Chantal Mouffe…
5. Feminizar
la historia del arte y la cultura: existen artistas, cineastas,
historiadoras del arte, fotógrafas. Nómbralas, da a conocer su
trabajo. Aquí algunos nombres, para empezar: Dora Maar, Artemisia
Gentileschi, Sofonisba Anguissola, Mary Cassatt, Claude Cahun, Esther
Ferrer, Adriane Pipper, Zoe Leonard, Camille Claudel, Ana Mendieta,
Tamara de Lempicka.
6. Cambiar
el currículum en Ciencias, habla de ellas, de sus investigaciones y
aportaciones a la física, la matemática, la medicina, la
astronomía. Porque Marie Curie, Ada Lovelace, Rachel Carson, y otras
muchas, existieron.
7. Eliminar
libros escritos por autores machistas y misóginos entre las posibles
lecturas obligatorias para el alumnado. Ejemplos de libros y/o
autores machistas a eliminar de los temarios: Pablo Neruda (Veinte
poemas de amor y una canción desesperada),
Arturo Pérez Reverte y Javier Marías (cualquiera de sus libros).
Habla de la faceta misógina de ciertos autores legitimados como
hegemónicos: explica qué dijeron acerca de las mujeres autores como
Rousseau, Kant, Nietzsche, entre otros. Nos ayudará a tener otra
perspectiva de la Historia y sus valores. Añade a tus currículo
autores que apoyaron la igualdad y el movimiento feminista, Poullain
de la Barre, J. Stuart Mill…
8. No
separar los baños entre hombres y mujeres. Los baños pueden ser
espacios comunes si se nos enseña a que lo sean. Pensemos los
espacios de otras formas, no estigmatizándolos y convirtiéndolos en
lugares posibles de conflicto.
9. El
currículum de Educación Física debe ser común al conjunto del
alumnado. Los criterios de evaluación podrán ser diferentes en
función de muchos factores pero, en ningún caso, porque la persona
que vaya a ser evaluada sea mujer u hombre (supuestamente).
Incluyamos otras formas de entender el cuerpo y de vivirlo.
10. Desheterosexualizar
la escuela. No des la heterosexualidad por supuesta, plantéate que
el mundo es enormemente diverso, y una escuela también. (las
personas menores de edad no saben de su sexualidad muchas veces hasta
la comprensión de ell@s mism@s.)
11. Tener
asignaturas específicas de educación sexual, así como de equidad
de género en todos los cursos de todas las etapas. Estas asignaturas
específicas contemplarán, además, la formación obligatoria del
profesorado en estas materias. Porque los prejuicios
y
los estereotipos también nos atraviesan en tanto que docentes.
Porque somos parte fundamental en la perpetuación y legitimación de
un sistema patriarcal y heterosexista.
12. Prohibir
el fútbol en los patios de recreo. Hagamos del patio un espacio
amigable, donde todo el mundo pueda ocupar, transitar y habitar ese
espacio común. Dejemos fuera esos juegos competitivos que
monopolizan los espacios y excluyen a quienes no participan en ellos.
¿Por qué pistas de fútbol y no pistas de baile?
13. Eliminar
los códigos de vestimenta.
Enseñar,
mediante talleres y en las clases, tanto al profesorado como al
alumnado, a respetar a las personas, independientemente de cómo
vayan vestidas.
Desechemos ese prejuicio misógino de pensar que ciertas personas
visten para provocar a otras. Entiende que la vestimenta, y lo que
hagamos con nuestros cuerpos, forma parte de la libertad individual
de cada cual, y no tiene nada que ver contigo. Asúmelo.
14. Eliminar
la asignatura de Religión católica, porque una escuela feminista es
una escuela, necesariamente, laica.
15. Cambiar
el currículum de Historia, que ha de contar la historia de las
mujeres y los colectivos minorizados. ¿Dónde están esas otras
historias que no nos cuentan?
16. Prohibir
las canciones machistas en la banda musical del centro. Porque la
misoginia, el sexismo y la homofobia son insultos, no deben tener
presencia en nuestros centros.
17. Emplear
música feminista
en los centros de enseñanza. Por ejemplo, se pueden escuchar
cantantes como Rebeca Lane, Crudas Cubensi, Kumbia
Queers,
Viruta, Alicia Ramos, La Tía Julia (busca más en Youtube, Spotify,
pregunta, escucha, aprende).
18. Cambiar
los nombres de los centros educativos. Eliminar
todos aquellos nombres de centros que sean católicos o hagan
referencias a militares, políticos o juristas y sustituirlos por
nombres de mujeres representativas del movimiento feminista
o por nombres de elementos de la naturaleza. ¿Qué tal si empezamos
a encontrarnos un mundo donde los nombres de ellas cuenten, donde
estén presentes?
19. Haz
tu propia biblioteca feminista en tu centro. Lee el libro Una
habitación Propia,
de Virginia Woolf, y
lo entenderás.
Compra
libros escritos y protagonizados por mujeres.
Establecer a través del claustro que en el plazo de tres cursos
académicos tiene que haber una cantidad
similar de libros escritos y protagonizados por mujeres que de
protagonizados por hombres en la biblioteca del centro.
Este
es un decálogo abierto, envíanos tus propuestas y las añadiremos.
Imaginemos juntas la escuela feminista que queremos.
Fuente:
http://www.te-feccoo.es/2018/02/15/breve-decalogo-de-ideas-para-una-escuela-feminista/
Fuente:
http://www.te-feccoo.es/2018/02/15/breve-decalogo-de-ideas-para-una-escuela-feminista/
Opinión personal, tan válida como quien otra opinión.
He remarcado en rojo aquello que es hipócrita, totalitarista, segregacionista, irresponsable y nada feminista; lo que está en amarillo, ya se hace y alguna cosa que me he dejado sin marcar.
Este decálogo no representa el feminismo, no representa la igualdad en las mismas condiciones para LAS PERSONAS, sino la discriminación positiva hacia un género y la discriminación negativa hacia la calidad, la historia y el otro género. Esto no debería representar a la sociedad.
Lo que debería importar son las personas y la calidad, ni mujeres, ni hombres, ni cantidad.
PD: dejo dos imágenes como reflexión al panfleto y a la gente radical (no a quienes sí son feministas de verdad).