Límite

Corre por un laberinto que él mismo creó, con varias salidas, pero no encuentra ninguna, sigue dando vueltas, anota en su cabeza los pasillos, las vueltas, marca con saliva en la suela de su botas, y después en las paredes para saber por donde va y por donde no fue.

En toda esa agitación, pensamientos, entre y sale gente, sin saber por qué ni como han llegado, aunque supone que por la entrada. A cielo descubierto recorre las mismas calles que él construyó para guarecerse de los ataques de otras naciones, de otras mentes. En la plaza circular de su territorio se erigen, comercios, entidades de seguridad, de cura, de entretenimiento... pero ninguna logra decirle cual es el camino correcto a tomar para salir de esa... ¿cárcel? autoimpuesta.

Desde el cielo aparece un helicóptero, en donde no hay nadie mas que el piloto, no hay escalera, éste le gesticula que suba, pero el protagonista no encuentra la manera. Se sube encima de un coche, luego a una furgoneta, de ésta a un saliente de uno de los edificios, casi llega, se prepara para saltar, el helicóptero vacila hacia los lados, el aire va a favor del chico, el piloto le anima y se decide a saltar.

-Voy a conseguirlo y voy a salir.

...

Salta... el helicóptero se balancea... y sube, sube muy arriba. el chico no ha llegado, se queda en el suelo magullado, los servicios de emergencia acuden y le curan... Pasan varios días y no quiere moverse de la camilla, pasa una semana, dos semanas, un mes y, finalmente decide salir, cuando llega uno de sus muros indestructibles presenta una linea curva, surcos muy pequeños cual rama.

-No me lo puedo creer, es imposible, se... se... ¿se está resquebrajando?

Fin.