No se trata de abrir o cerrar puestas, cortinas y ventanas. Se trata de dar con ellas y en ocasiones dejarse arrastrar por quien conviene, salir y cerrar cuando no convenga. Otras habrá que cambiar la cerradura, el pestillo, las cuerdas, renovar el barniz, el plexiglas, las juntas, poner aceite, cambiar el color... No existe nada cerrado, solo hay que darse cuenta tal vez de lo que hay; sobretodo tener ganas y moverse. Pensar sin hacer es perder el tiempo, salvo para identificar los riesgos y las consecuencias, pero planificar todo en exceso puede ocasionar lo que no se quería.
Hay personas que se quedan solas, personas que se quieren, personas que no se conocen por miedo al rechazo, personas que no se mueven, personas que piensan demasiado, personas que por malas experiencias se queda sin abrir ventanas, personas que pudieran correr una cortina que les gusta, pero que no quieren saber que oculta y tal vez se pierdan aquello que pudiera ser maravilloso. Separados por el motivo o motivos que sean... no existe nada que no se pueda abrir si se da la oportunidad a las personas adecuadas.
Eso es lo difícil, dejarse llevar por quien conviene y no por quien se quiere.
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