Te das cuenta de que la vida no entraña ninguna opción viable para ser feliz, cuando recaes en intentar suicidarte otra vez.
De como aquello que mas amas, siquiera ya te reporta fuerza, seguridad, satisfacción... como todo aquello que haces en la vida, lo haces de forma íntima porque no tienes medios ni aceptación por parte de nadie fuera de tu propio yo, de como aquello que sí acepta la sociedad, se ve truncado por algún/a hij@ de la grandísima puta, pero no pasa nada, si tiras la toalla, te llamarán débil, si tiras para adelante y no logras los resultados que te imponen cual fascistas, no contarás para nadie.
Te das cuenta de lo solo/a que estás, de por muy rodeado de gente que estés, como nadie, jamás estará a tu lado, no importa si necesitas o no a alguien. Aprender es importante, pero ser Sabio no te da la felicidad, cuanto más aprendo, menos disfruto de todo, cuanto más conozco, más frentes se abren ante mis pensamientos y mis dudas. Resolverlas es mi cometido, más que en disfrutar de lo que poseo, pues para mi poseer no implica felicidad ni satisfacción, si no compartirlo.
Cada noche que pasa solo es otra noche más, parte de tu rutina, una rutina que te envejece, una rutina que te mata lentamente la ilusión por cualquier cosa que pudiera realizarse, una rutina que te tortura y ante la que no puedes hacer nada por cambiarla, porque para cambiarla debería cambiar una planeta completo.
La soledad... que bella palabra y que despiada; pasión... tan cálida y tan distante; muerte... que temida y que dulzura.
Querido/a lector/a para cuando leas esto, una gran parte de una (gran) persona habrá muerto, no dejes que a ti te suceda, si es que puedes.
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