Soundcloud Kruzio Baal

viernes, 18 de marzo de 2016

El grito de una Duende

No sé qué hacer, solo siento angustia, pena, frustración, incertidumbre, porque nada depende de esta pequeña bichita verde.

Siempre he querido poder caminar por doquier sin temor, sin tener que pensar en quien estará acechando, en quien me apuñalará por detrás, siempre he querido creer que los otros duendes no son como las personas, sí, la raza humana. He idealizado que en muchas ocasiones nadie me guardará un secretito de esos de los que si se saben ardería el poblado, o al menos su pelo, si no está calvo o calva.

Dentro de mi cerca me sentía seguro, en mi rinconcito, triste porque estaba solita, pero después de comenzar a salir a comprar las verduras (vale, a cortar las raíces de las hortalizas de los humanos), comencé a hablar con un duende muy inteligente y listo, me encantaba su forma de mirarme, de incitarme a salir más y compartir.

Unas semanas después me dijo que tendría que marcharse, pero que volvería al de poco, que no se dejaría engatusar por ninguna duende, creí en su palabra. Al volver noté cosas diferentes hasta que al final supe lo que quería esconde y se acabó todo.

Volví a mi rinconcito, allí donde me siento sola aunque con el corazón más calmado, pensando en que un día arderá en las llamas de un caldero o se tropezará con un animal y le cortará las orejas.

Volví a mi rinconcito, allí donde paso las horas creyendo que estoy con otros duendes por el teléfono (sí, los duendes tenemos internet), sin esperanza y en cólera.





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