Horarios tardíos, terrenos escarpados como guillotinas
acurrucadas bajo el miedo de caer. Fosos y lagos cruzados entre si, protegiendo
el corazón que todos los ladrones anhelan. Donde uno mismo y el resto son
peregrinos a marcha firme, intentando encauzar su alma o hallar un camino que
se acerque al de sus visiones.
Cometas azules que nos guían y nos sacan de una sonrisa o
bien nos ilusionan, a veces nos avergonzamos y escondemos la careta. Así
continua nuestra historia y así seguirá mientras no derroquemos a los tabúes y
miedos de bronce.
20-5-2011
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